sábado, 28 de febrero de 2009

Más Allá De Los Limites De Fantasía

Más Allá De Los Limites De Fantasía

 Llego el día esperado..... ¡ sabado al fin..!, cuando la hora celeste está a punto de terminar y la burbuja de forma cuadrada que nos encierra de lunes a viernes las 24 horas del día desaparece con ella también la venda de lo ojos. Las ruedas que llevan encima una carrocería estilizada y fría llevan también emociones, entusiasmo, un poco de curiosidad y mucho de esperanza para la gente que nos espera; y es así que empieza a rodar, nos movemos con dirección al centro de Lima, como diría Enrique Congrains: “a luchar contra la bestia de un millón de cabezas”, poco a poco las calles van cambiando, por la ventana vemos gente caminando de prisa – sabe Dios a dónde - nos encontramos en el corazón de la bestia marcada por los años con caminitos estrechos, grandes museos y parques muy sofisticados, una amalgama perfecta entre lo antiguo y lo moderno, unos cuantos turistas en una esquina de una plaza de forma cuadrada, otros cuantos van por un caminito sin imaginar que detrás de todo lo apreciable a la vista como los museos, parques, casonas llenas de historia, calles consentidas, que son cuidadas con dedicación, iglesias, se esconde el lado oscuro de la bestia: un universo paralelo tan distante y cerca de la vez que desafía las leyes de la relatividad. Ellos, como muchas personas que viven en Lima, ignoramos las cosas que pasan y tal vez las que no pasan en ese universo paralelo pues creo que está más allá de lo que puede llegar nuestra fantasía. Las ruedas dan vueltas una y otra vez cruzando calles, volteando esquinas y donde parece no vivir nadie, lo primero que se presenta es una loza deportiva expuesta al sol sin ninguna sonrisa que alegre la mañana, las ruedas se quedan quietas, es nuestra primera parada, por fin nuestros pies tocan la piel de cemento de la bestia, damos unos pasos y entramos a un patio con algunas hierbas solitarias rodeado por casitas, de una de ellas sale una señora, es una dirigenta, nos habla con una voz temblorosa pero firme, nos habla de cómo en ese universo paralelo la gente sobrevive en espacios muy pequeños, de cómo en ese universo son ignorados, de cómo luchan por una simple ley de vivienda y que casi siempre son arremetidos por una torva amenaza, también nos cuenta de cómo sus esperanzas las han puesto en sus hijos, para que no se pierdan en los caminos sin salida de la vida.

De vuelta a la movilidad, cada uno en su asiento esperando la próxima parada, después de unos cuantos minutos llegamos a la “casa de las columnas” una entrada en forma de arco nos da la bienvenida, mostrándonos otra realidad, pues ésta es una casa de antaño, quizás esto fue una de las más lujosas en su tiempo – casi un palacio-, ahora vemos como el tiempo ha sido muy cruel con esta edificación, al entrar observamos personas un poco asombradas, tratando de arreglar una que otra escalera, mirándonos discretamente; en una esquina al costado del arco, niños quizás asustados por ver tantas personas extrañas a la vez, solo teníamos que levantar la mirada y chocábamos con cuartos que en sus paredes guardan millones de secretos, tantos que no están dispuestos a aguantar sobre ellos uno más, pues están a punto de caer, balcones parchados que le dan la espalda a la gravedad, al fondo de la casona hay un patio y otra vez hicimos una línea curva, una señora de cuyo nombre no me acuerdo nos habla con una voz débil pero seguro de corazón firme, nos lanza un discurso alentador de tal manera que casi todos quieren pasar el verano en ese lugar -¿quiénes de los voluntarios estarán ahí?, solo los coordinadores lo saben...! –

Terminó nuestra visita al centro de Lima, nos alejamos de la bestia. Bueno... la bestia es poco bondadosa, amigable, aunque algo difícil de comprender.

Ahora nos dirigimos al norte, muy al norte, a un lugar donde yo nunca había estado y creo que nunca imaginé que existía.

- me pregunto ¿mi conciencia había estado tan lejos de la realidad que ni podía fantasear que existían esos lugares? Ni qué hablar de esas personas que para muchos no tienen nombre propio ni rostro, de seguro que la burbuja de forma cuadrada me encerraba 8 días a la semana, 25 horas al día. Fue un camino largo que se hacia más llevadero por la cháchara de los compañeros (dos chicas hablando a todos de antropología otros dos de sicología y al final para desentonar con la conversación yo trataba de hablar de física), pasamos por varios lugares que veía por primera vez, cruzamos por debajo de algunos puentes y al llegar al óvalo El Naranjal, dimos vuelta por debajo de uno, lo que nos recibió fue un cementerio. Cuesta arriba llegamos al primer sitio donde pasaríamos el verano, se llama “Tierra Prometida”, me pregunté por qué le habrán puesto ese nombre, la verdad me da mucha curiosidad quizás detrás de ese nombre haya mucho más que dos palabras.

En ese sitio, a diferencia del primero nos recibieron con más familiaridad, quizás sea porque el CIDAP ya ha trabajado en años anteriores, por otro lado rápidamente salta a los ojos la situación desfavorable que viven esas personas que pagan el agua más cara de Lima y a pesar de esto no es de buena calidad exponiéndose a enfermedades. No hacía falta ninguna palabra, las imágenes proyectadas lo decían todo pero, a pesar de eso escuchaba los alegatos, me puse a meditar de cuán diferentes somos en este país, unos con todos sus derechos y otro escasos de ese privilegio, y nosotros, que, me incluyo humildemente, podemos ir a la universidad, que contamos con sólo lo necesario, somos privilegiados.

Al subir las escaleras, en el sector “Ampliación Nueva Jerusalén” se podía mirar casi todo Carabayllo, una vista no tan apreciable como la que estamos acostumbrados a ver, pero una vista muy esperanzadora pues esa gente está construyendo de la nada y con casi nada sus sueños -vivir dignamente-, la dirigenta nos habló de todo lo que habían logrado con mucho esfuerzo y dedicación, creo que en esas alturas las personas se sienten más cercanas a Dios, porque no me explico otra manera el entusiasmo, las esperanza y las ganar de vivir.

Visitamos otros lugares, siendo el último “San Benito” el lugar más grande y creo yo el mejor urbanizado; nos explicaban de cómo el sector se estaba levantando: casas, autopistas, hospitales y colegios –una ciudad está naciendo-.

Para no cansarlos con mi antología de preguntas tontas e ideas que no llevan a nada, sólo puedo decir: presiento que éste será el mejor verano de todos...!

 Angel Morales Palacios

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