martes, 11 de noviembre de 2008

CONSECUENCIAS DE LA ESCUELITA

CONSECUENCIAS DE LA ESCUELITA

El Papa Pablo VI, siempre marcando la pauta sobre el tema de la sensibilidad en lo que se refiere a los Derechos Humanos, decía con mucha claridad que la “violencia acarrea más violencia”.
Pero, pregunto yo, ¿Acaso solo bastaban 51 militantes del PCP-SL en todo en Perú y 12 militantes en Ayacucho para dar inicio a la etapa más cruel que se desató en nuestro país? Pues, según el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación eran 520 personas entre militantes y simpatizantes cercanos al momento de iniciar el conflicto armado (guerra popular) en 1980; y alrededor de 2700 militantes hacia 1990 cuando la violencia alcanza su mayor extensión o intensidad.

¿Serán acaso sus bases filosóficas e incluso psicológicas del PCP-SL (“ve, clases no individuos”); de donde deriva su absoluta falta de respeto por la persona humana y por el derecho a la vida?, incluyendo la de sus militantes, que tenían que estar dispuestos a pagar su cuota de sangre, educándolos en un fanatismo convertido en un sello de identidad, ¿Será que su falaz búsqueda de orden, justicia severa y soluciones locales mediante el ejercicio de la violencia hizo tan atractiva esta propuesta de una sociedad más justa (el comunismo)?

Pues para muchas personas la pobreza, injusticia, marginación, racismo, falta de oportunidades, sentirse olvidados también es un tipo de violencia, ¿Será que estas palabras fueron motivaciones para que el resultado sean tantas muertes?.

Quizás lucharon por revindicar a un grupo de personas las cuales para la Lima centralista no tenían nombre ni apellido y mucho menos un rostro, inspirados por una ideología fundamentalista que se construyó en torno al culto de la personalidad de Abimael Guzmán; iluminados por este culto y a la vez enceguecidos, manifestando la obediencia a su líder máximo.

El tiempo ha hablado, y una vez más la respuesta a la violencia con violencia no siempre es justa y equilibrada ya que toda clase de violencia, por ser optimistas, casi nunca logra los objetivos de paz, libertad y, sobre todo justicia. La experiencia de regímenes, nos ha mostrado una claridad en este punto y que las cosas no mejoran, ya que solo no mueren personas pues también son asesinados trabajos de todo una vida, ilusiones, sueños, proyectos de vida dando como consecuencia el incremento de la pobreza.

El objetivo de estas líneas es tratar de dar un nombre propio a todas esas personas muertas de diversas formas, a los desaparecidos y a todas esas personas que hasta hoy buscan a sus familiares, nunca perdiendo la esperanza, siendo ella protagonista de una lucha por una sociedad más justa para todos nosotros.

Finalizo, diciendo que me he atrevido a escribir aun sin saber si las palabras son las correctas o si el curso del relato tiene un sentido objetivo y subjetivo; pues debo confesar que me ha ganado la motivación de compartir lo aprendido en la escuelita y de una u otra forma para reconciliarnos con nuestro país

Angel Morales
angelo9806@hotmail.com

No hay comentarios: